DIVIDE Y REINARAS

Israel no escatimará esfuerzos para encender el conflicto entre suníes y chiítas en Siria y el Líbano.

Durante décadas, Israel ha considerado las divisiones internas en el mundo árabe y musulmán como activos estratégicos. 
Hoy en día, en ninguna parte es esto más evidente que en sus esfuerzos por exacerbar las tensiones sectarias, en particular las divisiones entre suníes y chiítas en Siria y el Líbano.

Una estrategia basada en la división divide y reinaras (lema judío)

Desde los primeros escritos del Plan Yinon hasta las maniobras políticas modernas de los funcionarios israelíes, la fragmentación de la región a lo largo de líneas étnicas y sectarias ha sido una parte central de la estrategia regional Zionista. 
Un mundo árabe unificado, soberano y estable representa una amenaza para la hegemonía Zionista.
Por el contrario, el caos y la división dan un respiro a las políticas expansionistas y a la normalización, con regímenes más preocupados por su supervivencia interna que por los derechos de los árabes palestinos.

Las herramientas de la provocación, el engaño, la victimización , sobotnos y corrupción zionista.

Israel no opera solo. Utiliza el apoyo de los servicios de inteligencia occidentales, de USA y UK las plataformas de los medios de comunicación del Golfo, los aliados políticos dentro de los gobiernos árabes y las redes de espionaje de larga data para sembrar la división. El lenguaje sectario se impulsa a través de canales satelitales, bots de redes sociales y personas influyentes "moderadas", todo con el objetivo de convertir las quejas locales en hostilidad sectaria.

Siria: la línea divisoria

En Siria, Israel ha desempeñado un papel discreto pero estratégico en el apoyo o la tolerancia de las facciones militantes, especialmente las que luchan contra el gobierno sirio y sus aliados. Un gobierno puesto por manos sionistas le sirven
para atacar a las fuerzas afiliadas a Irán y a las posiciones de Hezbolá con el pretexto de la seguridad, Israel inflama las narrativas sectarias que describen el conflicto como una lucha suní contra la expansión chiíta, en lugar de una guerra geopolítica por la soberanía y la resistencia.

Con el ascenso de un nuevo régimen en Siria respaldado por antiguas fuerzas de oposición, muchas de ellas moldeadas por la ideología takfirí, la dimensión sectaria se vuelve aún más útil para Israel. 
Este nuevo liderazgo, hostil a Irán y a Hezbolá, y arraigado en la retórica religiosa extremista, es el combustible perfecto para una confrontación más amplia entre suníes y chiíes. 
Para Israel, este orden emergente no solo debilita el Eje de la Resistencia, sino que también proporciona una fragmentación a largo plazo en todo el tejido político y social de Siria.

Líbano: Presión sobre la resistencia

En el Líbano, el foco es Hezbolá, un movimiento chiíta profundamente arraigado en la resistencia nacional. Israel, junto con su 
Los aliados occidentales y los socios del Golfo buscan poner a la opinión pública en contra de Hezbollah pintándolo como una milicia sectaria en lugar de una fuerza de liberación nacional. 
Esta narrativa, amplificada a través de los medios de comunicación y la presión política, está destinada a fracturar la unidad libanesa e incitar a las comunidades suníes contra la resistencia, especialmente en tiempos de crisis económica o confrontación externa.

Al alimentar las tensiones sectarias, Israel pretende crear conflictos internos que distraigan y debiliten la resistencia interna. 
Si Hezbolá se ve arrastrado a la lucha contra los elementos extremistas takfiríes respaldados directa o indirectamente por Israel y sus aliados, se verá obligado a dividir sus fuerzas entre hacer frente a la amenaza israelí y asegurar la estabilidad interna del Líbano. 
Esta estrategia sirve a los intereses a largo plazo de Israel: agotar el frente de resistencia sin librar una guerra a gran escala.

Dividir para conquistar la narrativa de Nethanyacu

El objetivo no es solo debilitar a Irán o a Hezbolá, sino fragmentar cualquier frente que se atreva a resistir a la dominación israelí u occidental. 
La guerra sectaria sirve bien a ese propósito. Al hacer que las personas se enfrenten entre sí a lo largo de líneas religiosas y sectarias, Israel se asegura de que la región permanezca demasiado dividida para enfrentar al verdadero enemigo.

Estos conflictos internos hacen que la gente esté ocupada con su propia supervivencia, sus miedos y rivalidades distraídos de la ocupación en curso en Palestina y de la lucha más amplia contra la agresión sionista. 
La única manera de derrotar esta estrategia es a través de la conciencia, la unidad y el rechazo a caer en la trampa de la división sectaria, una trampa tendida no por la diferencia teológica, sino por la manipulación geopolítica deliberada.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

La GENEALOGIA DE LA SERPIENTE (CAIN)